Game over

Parece ser que aquellos 'malvados economistas' que tuvieron el descaro y la 'indecencia' de cuestionar el maravilloso sistema de reparto de la Seguridad Social que nos han vendido durante ya más de 40 años tenían parte de razón. Nos advirtieron de la que hoy ya parece evidente, que el envejecimiento de la población y su envejecimiento pondrían al límite el Fondo Reserva de la Seguridad Social.

A estos factores naturales se le suman dos factores sociales más: un paro desorbitado y una precariedad laboral sin frenos. Como resultado, una tormenta perfecta de precariedad social que hace que el último escalón del sistema de bienestar, la pensión, se tambalee si no ha caído ya. 

¿Cómo solucionarlo? La pregunta del siglo, supongo. Bueno, pues parece que según observamos podemos ir descartando las pensiones privadas al menos para la clase media y trabajadora de la población, ya que según nos ilustra el profesor de riesgos financieros de la EAE Business School y columnista del periódico 'El Español', Samer Ajour 'en España más de ocho de cada 10 planes privados de pensiones ni siquiera superan la inflación', pretexto para no contar demasiado con ellas si el volumen de ahorro e inversión es insuficiente para invertir en algún producto financiero que nos ofrezca más rentabilidad. 


Aumentar impuestos, me dirán. Parece que ya es inevitable pensar que el Estado deberá contar con algún otro instrumento de recaudación adicional para pagar las pensiones más allá de los impuestos sobre el trabajo que actualmente nutren las arcas de la Seguridad Social. ¿Pero cuál? Sea el que sea el impuesto adicional, deberá ser capaz de obtener los 19.000 millones de déficit que actualmente acumula la Seguridad Social y visto que en España 3 millones de personas apenas cobran el sueldo mínimo interprofesional, parece otra mala opción el añadir más presión fiscal a los trabajadores. 

Creo que la mala gestión del sistema de pensiones se ha ido cociendo desde hace décadas, por lo tanto su solución conllevará el mismo periodo de tiempo. Los políticos se han puesto a colocar parches en un barco que hacia aguas por todos sitios mientras nosotros hacíamos oídos sordos, ya que como se dijo alguna vez hace tiempo en algún bar de Washington 'La verdad es como la poesía y todo el mundo odia la puta poesía'. 

LOLA SANCHA


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